jueves, 26 de junio de 2014

Tres eran tres (ensayo biográfico)

Nací después que César Vallejo y Dios ya estaba definitivamente muerto. No había sido Nietzsche. Se había suicidado leyendo a Cioran, aunque otros opinaban que quien había matado a Dios había sido un best seller que en su lanzamiento se le había clavado en el medio del triángulo, eso le pasó por ser tan poco equilátero.
Así que, cuando nací, Dios Padre ya criaba malvas, pero por ahí andaba el loco de su hijo transformando el agua en vino y luego diciendo aquello de que era su sangre, que bien se podía creer, y una noche probé, porque los obispos decían que el sexo oral estaba muy bien con Jesús, y quién lo va a saber mejor que ellos, y es verdad, era un verdadero licor, que ni Baudelaire con su absenta, por eso se tiñó el pelo de verde.
Qué se podía esperar de nuestra generación, fue más bien una degeneración.
Nunca fui a poner flores en la tumba de Dios Padre. No, porque a pesar de todo no era una Supermujer, aunque sí un poco virgen y un poco madre.
El cielo estaba raro, con el hueco aquel del triángulo, y el licor de su hijo terminaba aburriendo. La vida era una gran resaca.
Entonces vino Internet, sin duda el Espíritu Santo.
Ahora, todos llevamos nuestra cagadita de paloma en la cabeza. 

domingo, 22 de junio de 2014

RETRATOS BURGUESES

                                                                  
 
I
 

 Golpea tu cabeza el tintineo
de las llaves del Reino.
Suyo es el poder y la gloria.
Puedes sentarte allí,
pero en segunda fila,
eso sí.



     II      
 Sí bueno soy una persona insegura
sí desde luego usted tiene razón y yo
soy una persona insegura
es verdad no creo completamente en nada soy
una persona absolutamente in
segura tal vez
ni una persona soy.
En cambio usted oh trinidad santísima
seguro que es seguro
usted que es tres y uno que lo es todo
para mí que ni cuento.
 
 
 
 
III
Los movimientos de sus manos revelan unas profundas tensiones internas que
sin duda
y qué decir de los músculos de su rostro y cómo se con
traen
llevan
van
vienen
qué decir de sus manos son verdaderamente palomas ciegas de esta última plaga que
mire qué sucia la plaza ayer
 sí sin duda amputárselas
pero aún así usted no cree que
por supuesto lo sé lo sé
si no fuera porque nos ha cambiado el aire de sitio Qué
Nos ha cambiado el a
i
re
de sitio ya
no respiramos lo mismo usted y yo
pero
y si la amputáramos no

algunas veces siguen cantando ya sabe la luna
sí la luna
no habría forma de amputar la luna
al menos una
semana sí
aunque las mareas cuando suben ensucian tanto las alfombras sí
a mí me da mucho asco que esos pobres pisen las mismas calles que yo y si
los amputáramos también pero
y la luna
nunca he entendido que un vulgar satélite
oh querida
ja ja ja ja ja ja

sábado, 21 de junio de 2014

Ella pide

Ella no se corta para pedir, dice él. Es verdad, ella pide y pide, ella, la primera vez que vino a casa, la primera vez que me dejó al niño, se quedó dormida en el sofá y después dijo gracias, con mi madre yo nunca pude relajarme, dijo, entonces se levantó y se fue con el niño de la mano mientras yo me sentía aliviada pero a la vez, no sé por qué, tan triste.
Ella es así de caradura, dice él, que no te preocupe si necesita algo o no, si lo necesita ella lo pide, ella no se corta para pedir.
Al niño le llaman el abandonado. Es rubio, de carita redonda, muy callado. Bien podría haber sido mi hijo, pienso yo. Entonces lo llamo y le pido, le pido por favor que se lo lleve, que se lleve al niño, y después se lo lleva, y yo me acuesto en el sofá, y me siento aliviada, pero también, no sé por qué, tan triste.

Antonio López, "La aparición".

miércoles, 18 de junio de 2014

SÁBANAS



No venían cubiertos de una sábana,

nada tenían que ver con los psiquiatras

ni las ofertas de supermercados.

Más reales que yo,

que sí tenía sábanas,

entraban en mis sueños.

Venían a decirme

secretos que solo saben ellos,

los que no duermen.

Venían, entre las grietas del buen sentido,

a traer algo de verdad.

Ellos no eran el delirio.

El delirio era yo.


MJ Vidal

"Three Wishes", Elena Shlegel. 

martes, 17 de junio de 2014

Petimetres

"Lo mejor de mi vida es que nunca he existido". Con estas palabras expresaba una vez más Leopoldo su nihilismo, su desposesión, su libertad de espíritu. Qué le importaba a él ser considerado mendigo, si era un príncipe, "princeps", el que va por delante, el que ve más allá, el que trasciende el límite del ser. Nadie podía seguir sus conversaciones, compuestas de versos. La lógica poética gobernaba el mundo. "No hay más emperador que el emperador de los helados", decía de repente y se reía, y su risa era como la lluvia de una verdadera vida sobre esta existencia teatral y acartonada.
Leopoldo, el Hombre, el último Hombre, socrático en la negación de su ser, se sigue riendo en mi recuerdo a la vista de tantos payasos, mequetrefes, petimetres metidos a críticos, que en su vida han estudiado media palabra de Crítica Literaria, que pululan como chinches en el lecho literario provocando el insomnio y la alarma en el corazón de los poetas. No es que no hayan leído a Lacan, que habría dicho de ellos que ni siquiera el significante, es que tampoco leyeron a Confucio, que recomendaba aquello de "estáte calladito", si no vas a decir algo más bello que el silencio.
Mientras los genios poéticos duermen en los bancos de Triana, arrullados por el desprecio colectivo, estos trepas que han escogido la Literatura para medrar porque se suda menos que siendo un honrado fontanero o estibador, juzgan, condenan, organizan eventos, aplauden lo que luego ponen a parir, saltimbanquean versillos... Y yo me digo: ¿Dónde, dónde estará el insecticida?
Mª José Vidal Prado

Un poema de Wallace Stevens



La casa estaba en silencio y el mundo en calma.
El lector convirtióse en el libro; y la noche estival

Era como el ser consciente del libro.
La casa estaba en silencio y el mundo en calma.

Las palabras fueron dichas como si no hubiese libro,
fuera de que el lector inclinado sobre la página

deseaba inclinarse, deseaba ser
el erudito para el cual su libro es real, para el cual

la noche estival es como una perfección del pensamiento.
La casa estaba en silencio porque debía estarlo.

La quietud era parte del significado, parte de la mente:
el acceso a la perfección de la página.

Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo en calma,
donde no existe otro significado, él mismo

es calma, él mismo es verano y noche, él mismo
es el lector inclinándose hasta tarde y leyendo allí.

lunes, 16 de junio de 2014

RÍO


Ellos aman el río

no a ti

ese río que corre

y en el que cantan pájaros los niños

ese río que es el amante azul de la montaña

ese río en el que una niña mira asombrada su primera sangre

ese río que nunca se detiene y en el que tú te bañas desnuda

entregándole a todos tu esplendor

como si no supieras que al final de todo espera el mar

como si no te importara que al final de todo espere el mar

como si anticiparas

el deseo del mar en sus colmillos

como si te sobrara

el agua que te inunda y te rebosa como si fueras madre de gatos y de niños

y también de asesinos

como si derrocharas la alegría

y no fueras jamás la casa solitaria

que se recorta en la ladera del corazón.

Tú te escapas te escapas

bajas por el barranco de sus bocas

tú les das de beber y te ríes

ríes como reía Leopoldo

cuando decía que

no hay más emperador

que el emperador de los helados.

Ríes porque dijo Wallace Stevens

que la casa estaba en silencio y el mundo en calma.

 

 
Mª José Vidal Prado